Joan Miró. De Barcelona a París

Y aquí la segunda parte de la vida de Joan Miró. La última vez, había acabado sus estudios y había encontrado su primer empleo. Su intención era trabajar de día y mejorar su técnica por las tardes, pero tuvo un imprevisto: los horarios. Trabajaba de lunes a sábado de ocho de la mañana a nueve de la tarde. Con estos horarios, ¿se puede hacer algo más que trabajar?

Dos años después de haber empezado a trabajar, Miró cae enfermo. Tiene fuertes fiebres y el médico aconseja que se traslade un tiempo al camp. Afortunadamente, sus padres acababan de comprar una casa en Montroig del Camp, y él se marchará allí para recuperarse. Y ese fue el punto de partida de su nueva vida. Una vez de vuelta a Barcelona, Miró anuncia a sus padres que se va a convertir en pintor. Y esta vez tendrá el apoyo de su familia.

Joan Miró se convierte en pintor

Miró empieza a estudiar en la escuela de arte del señor Galli, quien rápidamente se da cuenta de que el artista tiene un cierto problema para plasmar la realidad. Galli prueba lo siguiente: primero, Miró debe observar el objeto y acto seguido, cerrar los ojos y recorrerlo con sus manos. Después de mirar y tocar un objeto, Miró será capaz de dibujarlo. El artista llamó a este fenómeno « la memoria de mis manos ».

Joan Miró empieza a producir obras influenciadas por las vanguardias europeas y conseguirá exponer en la Galería Dalmau, una de las más populares de Barcelona. Pero Barcelona no estaba en la misma longitud de onda que Miró y no vende nada. Además, la crítica no fue nada favorable. Miró, descorazonado, tiene el mismo reflejo que todos los artistas catalanes: marcharse a París.

Miró en París

¿Sabías que la madre de Joan Miró y la de Pablo Picasso eran amigas desde hacía más de veinte años?

Cuando la madre de Joan Miró se entera de que su hijo se marcha a la capital francesa, irá a hablar con la madre de Picasso para preguntar si quiere que Joan le lleve algo a Pablo. La señora Picasso dará un pastel a Miró para Pablo Picasso junto con su dirección.

La primera cosa que Miró hace en París es ir a casa de Pablo Picasso, picar a la puerta y cuando el pintor abre decirle: « Soy Joan Miró, vengo de Barcelona y vuestra madre os envía este pastel » Corría el año 1920 y este fue el punto de partida de una amistad que durará hasta 1973.

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