La hora de tomar el vermut en Barcelona (con Barcelonina)
Una bebida conocida internacionalmente. En Francia vermout, en Alemania wemut, aquí vermú o vermut. Lo hay dulce y rojo como en Italia o seco y blanco como en Francia. Su secreto está en mezclar vino y ajenjo para darle un sabor ligeramente amargo y un aroma muy particular que despierta el apetito. Por eso se toma antes de la comida y se ha convertido en sinónimo de aperitivo. No es raro escuchar la pregunta: ¿quedamos para el vermut? o la convocatoria a los amigos: Os esperamos a la hora del vermut.
En Cataluña, el vermut, ha sido una bebida popular desde hace mucho tiempo, tanto en pueblos como en ciudades. Pero hay que reconocer que últimamente se ha puesto muy, muy de moda. Especialmente en Barcelona, hoy en día, si eres moderno y sigues las tendencias no pones un bar, pones una vermutería. Y aprovechas para servir tapas tradicionales: una de patatas bravas o una de boquerones en vinagre. También te puedes sofisticar y ofrecer delicatesen. Nosotros estamos abiertos a probarlo todo.
Vamos a hablar solo de unos cuantos establecimientos (en otra ocasión os ampliaremos a más lugares y más barrios). Pero antes de empezar solo comentaros que, en nuestra opinión, tal vez pueda decirse que los creadores de la marca de vermut Morro Fi fueron los pioneros de este revival del consumo del vermut. Esta bebida popular servida en su vasito pequeño, con o sin hielo, con o sin aceituna, renació de su leyenda en su pequeño bar de la calle Consell de Cent. Ahora tienen más locales, marca propia y stands en los eventos más cool de la ciudad. Siempre hay quien marca el camino, en este caso… quien llena el vaso primero.
El vermut, un clásico en la ciudad
En Barcelonina somos muy de vermut y, sobre todo, la que esto escribe se ha recorrido varios establecimientos de la ciudad para poder traeros una pequeña selección hablando desde la experiencia. 😉
Empezamos en el barrio de Sants con un clásico de principios del siglo XX, la Bodega de Cal Pep, muy cercano a un mercado (detalle que ya es garantía de que las tapas van a ser buenas): unas navajas, unos pimientos rellenos de anchoa y una bomba calórica como ese queso derretido que se llama Torta del Casar. Ríete tú de las fondues, con todo respeto.
Nos vamos a Poble Sec para deleitarnos con el Bar Seco y con la bodega Quimet y Quimet.
El Bar Seco es célebre por su terraza en las laderas de Montjuïc y por su apuesta por lo biológico en su carta (en la que anuncian que tienen huerto propio) lo que no es muy habitual en las vermuterías. Buen vermut y comida slow… ideal para la gente Barcelonina.
Sin movernos del barrio, nos vamos a Quimet y Quimet. La primera vez que fui recuerdo haber comido todas las tapas y bebido su vermut de grifo (variedad del de botella que se sirve como si fuera una caña de cerveza) hasta acabar cantando (no de borrachera: “bebe con moderación, es tu responsabilidad”) sino por la satisfacción de que existan locales tan auténticos. Todo es rico y el vermut excelente por no mencionar el cava.
Y de Poble Sec a Poblenou y tiro porque me toca
Haciendo una excepción, vamos a tomar el vermut a una de las coctelerías de moda de la ciudad de Barcelona: la Balius. El antiguo local que fue una droguería, tiene el encanto de los años, unos platillos muy sabrosos y la bebida de gran calidad. También ofrece cultura: actuaciones musicales o eventos en colaboración con la librería más famosa del barrio y una de las más famosas de la ciudad: la nollegiu también conocida como Juanita. (Otro día os hablaremos de ella y de libros.)
El vermut es sagrado en Sagrada Familia
Como sabéis, en Barcelonina somos especialistas en la Sagrada Familia de Gaudí y en su interesante barrio. Un barrio muy desconocido a pesar de que lleguen a él tantos turistas. Tal vez porque el viajero tiene que perderse en los alrededores de templo y descubrirlos sin agobios. Para ello dos propuestas vip: les Sagrades Tanines y Casa Mairol.
Les Sagrades Tanines se esconde en un pequeño pasaje a los pies de la obra de Gaudí y recupera un espacio enorme que antiguamente era un local destinado a baños públicos. Excelente vermut, croquetas, tapas variadas que se degustan mientras se charla, se ve una exposición y, los domingos, se disfruta de la mejor música “canalla” y alternativa de la ciudad: pop, rumba, africana… puro wordl music.
A unas calles de distancia, la bodega Casa Mariol Wine Bar (mezcla de tradición y modernidad muy acertada) ofrece vinos, vermut y comida de uno de los pueblos más pintorescos y desconocidos de Tarragona: Batea. Vinos y vermuts de barril, bebidas tradicionales como el “suau” (café y gaseosa) y platos típicos del campo tarragonés como la “clotxa” o la “coca de recapte”: verduras y sardinas.
Una vuelta por el barrio del Mercado de Sant Antoni (entre el Raval y el Paralelo)
Sin dudar: hay que ir al Bar Chiqui. Maravilloso rincón muy autentico en el nuevo barrio hipster de la ciudad. Aquí el tiempo se ha detenido y parece que ni a los dueños ni a los parroquianos (palabra muy nuestra para designar a los clientes de un bar como si fueran fieles de una parroquia religiosa) les importe que el barrio de San Antoni se haya puesto de moda. Un bocata de atún o de otras conservas con su cerveza, su vino a porrón (utensilio para consumir el vino a tragos a la catalana) y su vermut alternan sin complejos con el café con leche y bollo del desayuno.
Una de las bodegas más antiguas del barrio, el Celler Florida, se ha reconvertido en local de tapas y vermuts, local de exposiciones y cuando se lo permite la autoridad municipal lugar de actuaciones de buen rock and roll.
Bodegas en barrios emergentes (guarda el secreto)
Acabamos (por ahora) en el barrio del Clot y Sant Martí visitando dos locales muy singulares: el Bar Sidral y El Taller del Clot.
Bar Sidral puede presumir de una excelente clientela mezcla de intelectualidad y público familiar a quienes Nuria trata con buena conversación y con sus especialidades de anchoas y otros pinchos ricos. Tras la pared en la que están encajonadas las antiguas neveras con puerta de madera se esconden sorpresas que solo conoceremos si visitamos el lugar.
En el Taller del Clot lo que se esconde, además de una oferta gastronómico-cultural de categoría, es un patio al fondo del local que hará las delicias de los consumidores de vermut.
Chiringuitos, tabernas, bares… Espero que se os haya hecho la boca agua (o mejor vermut) y acompañéis a Barcelonina en su tour por la Barcelona de las tapas excelentes y los mejores vermuts.
¡Salud!
Pepi Bauló